El primer paso
En las campañas que llevamos a cabo en los centros docentes, solemos dar pequeñas charlas en las aulas, con el fin de informar y animar a los estudiantes a donar sangre. Le explicamos la importancia que tiene esa bolsa de sangre y esos 25 minutos de su tiempo, pero, aunque siempre damos las charlas con cabeza y corazón, hay un público especialmente importante para nosotros, aquellos que donan por primera vez.
Aquí os reflejamos la historia de Miriam, o la de Ángel, Ana o Gabriel, así como de cualquiera de esos adolescentes que nos reciben en medio de una de sus clases antes de donar por primera vez:
“Ya había visto carteles por todo el insti pero casi no les había prestado atención, hasta que ese día llegó un chico a contarnos de qué iba todo eso. Venía de Cruz Roja a explicarnos cómo era el proceso de donación de sangre y por qué era tan importante que nos animáramos a bajar al autobús, ya que la oportunidad de sentirte una heroína por salvar tres vidas no la tienes todos los días. A mí siempre me han dado un poco de miedo las agujas, pero como unas amigas se animaron, no me quise quedar atrás, además… ¡nos regalaban un bocata al finalizar de donar!.
Estaba nerviosa, en la cola, aunque la espera se hizo corta conversando con Pau y Claudia (mis amigas), nos hicieron subir a rellenar unos impresos y después a hablar con la doctora para confirmar que todo estuviera bien y pudiéramos donar. La verdad es que fueron muy amables y nos hicieron sentir cómodas en todo momento, pero lo que más temía era el momento del pinchazo. Las enfermeras, al vernos más jóvenes, nos preguntaron si habíamos donado antes y al decirle que no, intentaron que casi ni me enterara (por cierto, ¡gracias por eso!), estuvieron siempre atentas a que no me mareara y me dieron conversación, por lo que esos minutos se pasaron más rápido de lo que me esperaba. Además, en el autobús hay buen ambiente, tenían puesta la música, bromearon con nosotras y nos hicieron sentir súper cómodas.
Al final, con un zumo, mi regalito y una tirita en el brazo me fui tan contenta de vuelta a clase, sabiendo que había vencido un miedo y, además, ayudado a tres personas. Estoy esperando mi carnet de donante para sentir que ya es oficial, soy una heroína de 18 años y puedo volver a serlo cada vez que done sangre. Gracias a Cruz Roja por darme esa oportunidad y, sobre todo, por hacerlo tan fácil. Hoy ha sido uno de los días más bonitos de mi vida, y jamás olvidaré esta experiencia”.
Gracias Miriam, esperamos encontrarnos cada día con nuevos donantes como tú, que se animen a dar el primer paso y hagan la primera de muchas donaciones de sangre.