Antonio Jericó nunca había donado sangre. ¿La razón? El famoso miedo a las agujas. Tampoco se le había pasado por la cabeza lo de ser voluntario. Sin embargo, la vida está siempre llena de imprevistos. Uno de ellos, la enfermedad de su mujer, lo cambió todo.

Actualmente tiene 68 años y está “felizmente” jubilado. Lleva casi 9 años como voluntario de Cruz Roja en la Unidad de Extracción de Sangre para la donación de la Comunidad de Madrid. Durante estos años, Antonio ha recorrido los centros docentes de la región con un único fin: concienciar a los más jóvenes sobre la donación de sangre.
“La comodidad en la que vivimos no siempre es permanente”. Antonio lo dice porque lo ha vivido en primera persona. Su mujer, una luchadora nata, sobrevivió a 3 cánceres que la tuvieron 9 meses en el hospital. Él no se separó ni un día de su lado.
Durante estos meses, fue testigo de las vidas que se salvaban a diario gracias a la sangre donada de forma altruista de cerca de dos millones de ciudadanos en España. Por eso, un día de esos largos 9 meses en el hospital le dijo a su mujer: “cuando salgamos de aquí lo primero que haremos será ir a donar sangre”.
Y a los pocos días de salir del hospital, mientras daban un paseo, pasaron por delante de un autobús de Cruz Roja. ¿Casualidad o destino? Subió de la mano de su mujer y perdió ese miedo que tantas veces antes le había impedido donar.
Por edad, solamente pudo repetir la donación una vez más. Por eso, decidió colaborar de otra manera. Y desde su primera reunión en Cruz Roja lo tuvo claro: él tenía que contar su historia a los más jóvenes para que fueran conscientes de que la sangre salva vidas.
¿Por qué hay que donar?
Las charlas de Antonio duran poco tiempo, 4 ó 5 minutos, los suficientes para no dejar indiferente a ninguno de los asistentes. “En vuestras manos tenéis smartphones que dentro de poco quedarán obsoletos y diseñarán nuevos modelos más modernos, sin embargo, la sangre no se puede fabricar”.
Su objetivo es hacerles ver que en algún momento de su vida ellos o algún familiar pueden necesitar sangre, y que ésta solamente se puede conseguir a través de las donaciones. Todas sus charlas acaban en aplausos.
Para Antonio, lo más gratificante de ser voluntario, “es acabar mi intervención y acompañar a jóvenes que nunca habían pensado en donar, a un autobús de donación”. Pero su labor no acaba aquí, si alguien se queda con alguna duda, les facilita su número de teléfono. “No sólo me llaman para preguntarme sobre la donación de sangre, sino también para decirme: Antonio, acabo de donar sangre”.
“No hace falta estar jubilado para ser voluntario”
¿Qué característica tiene que tener un voluntario? A pesar de lo que mucha gente piensa, no hace falta estar jubilado para ser voluntario. “Tengo muchos compañeros que están en su plenitud física y laboral”. Y es que cada voluntario aporta su granito de arena según su disponibilidad.
Lo que sí que se necesita es tener ilusión, muchas ganas y compromiso. Y, sin duda, Antonio te contagia ese entusiasmo cuando lo conoces. Afortunadamente su historia tiene un final feliz. Por eso, no descansa en su labor de trasladar a los más jóvenes este mensaje: la sangre salva vidas.
Desde aquí queremos dar las gracias a Antonio y al resto de voluntarios por ayudarnos cada día a salvar más vidas gracias a su labor para incrementar las donaciones de sangre en Madrid. Para nosotros es un placer colaborar a diario con ellos.
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